La Vida es un Suspiro

 La vida es un suspiro ~




La vida es tan solo un corto suspiro, qué tanto podría aprender de ella en mi tránsito, si apenas y vagamente alcanzo a comprender mi propósito. Ella encierra un sinfín de misterios, que el hombre quizás jamás llegue a descifrar, porque su mente, su alma y talvez hasta su espíritu se encuentra amarrado a la superficie de esta tierra, sin permitirle ir más allá.
 
Aunque puede que haya uno, talvez dos en todo este mundo, que entienda y comprenda con conciencia pura, el por qué y para qué de nuestra existencia. Lo que sucede es que muchos, por no decir todos, confunden el conocimiento con la sabiduría, como siempre digo, el conocimiento no es síntoma de sabiduría. Esta palabra en toda su esencia va más allá de lo que el hombre la limita, y es que comprender, saber de todo un poco, poseer una amplia cultura general o específica, no significa en lo más mínimo, estar siquiera cerca de asimilar la sapiencia.



En el momento en que el ser humano comprende que forma parte de un todo, que hay aire a su alrededor, que hay vida pura en cada hoja de un árbol, que cada ser y cada estrella también forma parte de él, empieza a darse cuenta de que su existencia no es en vano, mas su propósito no es más ni menos que el de otro, porque cada uno es un eslabón clave para la integridad de este gran sistema.


Si llegase el día en que un hombre ya sea por intervención divina o por el propio despertar de su ser, adquiriera y fuese bendecido con la sabiduría de la vida, se daría cuenta de que hay una interminable cantidad de cosas que en un estado normal la raza entera no podría comprender por estar aferrada a la limitación de la mente y la imaginación. En ese momento, ese hombre concebiría que, hay cosas que el hombre no debe saber, o no va a poder saber nunca, si no se desliga de lo material, si no se desprende de su cuerpo físico y deja trascender su alma. Y, en ese momento, comprendería él que, la verdad de la vida y la existencia, esta preparada tan solo para unos pocos; para aquellos que con agudeza quieran escucharla y sepan interpretar las señales.

Es más alegre que una bienvenida y más triste que un suspiro.

Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa

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